La flor del corazón

Ayer, 17 de diciembre, fue el cumpleaños del Papa Francisco. Mi historia con su figura es compleja y a la vez simple. Hoy no quiero llenarla de palabras ni de reflexiones. Simplemente, a modo de celebración, compartir esta oración de Santo Tomás Moro que Francisco reveló haber recitado por más de 40 años todas las mañanas, luego de rezar las Laudes.

El Papa Francisco decía que la sonrisa es “la flor del corazón”, y que —como cristianos—, debemos ejercitar el buen humor.

Que podamos, entonces, sonreír más y, en vez de mejor, de corazón.

«Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama Yo.

Dame, Señor, el sentido del humor.

Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás.

Así sea.»

Santo Tomás Moro

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