Conservar en el corazón
En este día, en la celebración de la Inmaculada Concepción, pienso en toda la sabiduría, ternura y misterio que encarna la figura de María. Cuánto para aprender de su conservar en el corazón, de la espera como acción y de la acción en amor.
Hoy quisiera compartir uno de los poemas que Malcom Guite cita en su libro, porque desde la primera vez que lo leí que me interpeló. Luci Shaw, su autora, falleció hace unos días. Estoy descubriendo en sus obras gran inspiración. Malcom hace una reflexión preciosa: el Jesús niño, infante (del latín infans, "sin discurso") es también la Palabra. La Palabra sin palabras, pequeñito en un pesebre, aprenderá sobre el amor e irá creciendo hasta encarnar la Palabra de salvación.
Lo que más me conmueve de este poema es, justamente, ese giro poético — ese hablar de la pequeñez y la ternura que luego pasará por los peores sufrimientos, pero (al terminar el poema) traerá nuestra redención. Un misterio innabarcable en palabras pero que, de vez en cuando, algunas se le acercan...
Kenosis, de Luci Shaw
In sleep his infant mouth works in and out.
He is so new, his silk skin has not yet
been roughed by plane and wooden beam
nor, so far, has he had to deal with human doubt.
He is in a dream of nipple found,
of blue-white milk, of curving skin
and, pulsing in his ear, the inner throb
of a warm heart’s repeated sound.
His only memories float from fluid space.
So new he has not pounded nails, hung a door,
broken bread, felt rebuff, bent to the lash,
wept for the sad heart of the human race.
Con cariño,
Ayelén
