La mesa tendida
Volver, de a poquito, aunque la vuelta se sienta frágil, aunque duelan las piernas. Volver, sentarse a hacer un picnic al costado del camino. Descansar contra el tronco de un árbol, saltar charcos, correr de alegría. Encontrarse en con otros, compartir un pedazo de pan, una sopa calentita. Seguir camino. Seguir aprendiendo a amar.
Así la vuelta no es tanto un lugar al que llegar sino a donde regresar: ahí espera siempre la mesa tendida.
Con cariño,
Ayelén
